La desaparición de una niña de 13 años en la localidad de Bosa dejó al descubierto una red internacional de pornografía infantil, que operaba desde una vivienda situada en el norte de Bogotá y que contactaba a sus víctimas a través de redes sociales.
Todo comenzó el 6 de marzo cuando la menor de edad salió de su vivienda en el sur de la ciudad, sin dar aviso a sus padres y hermanos.
Desde esa misma noche los familiares la buscaron en hospitales y en las casas de sus amigas del colegio, pero no hubo resultados.
Con el propósito de denunciar la desaparición, se desplazaron hasta la sede de la Policía Metropolitana, donde los investigadores recibieron la información, que hasta ese momento era escasa: la pequeña tenía buenas relaciones con sus parientes y nunca había mostrado comportamientos sospechosos o de indisciplina.
Cuatro días después, un informante se comunicó con los investigadores de la Policía y les comentó que la menor que estaban buscando había caído en las garras de una red de pornografía infantil. Las indagaciones llevaron a los detectives a rastrear la cuenta de Facebook de la niña y allí encontraron varias conversaciones con un hombre que le había ofrecido 500 mil pesos quincenales y la supuesta posibilidad de convertirla en modelo de reconocidas marcas. “Si eres chica, esta es la oportunidad de mejorar tu estilo de vida. Buscamos modelos webcam”, señalaba uno de los avisos virtuales con los que esta organización contactaba y engañaba a sus víctimas por Internet.
Salas de chat
La Policía estableció que la menor de edad había decidido acudir a la cita para un casting en el segundo piso de una casa situada en el barrio Prado Veraniego, en el norte de la capital.
En el sitio le tomaron fotografías, la encerraron, la despojaron de su celular y la obligaron a sostener durante casi una semana, largas jornadas de webcam con clientes internacionales.
A la pequeña la obligaban a ubicarse frente a un computador y a través de la cámara tenía que hacer lo que los internáutas le pidieran a cambio de dinero cancelado a la red criminal, por vía electrónica. Se calcula que esa red recaudaba unos $ 15 millones por mes.
Una vez obtenidas las órdenes judiciales, personal de la Policía de Infancia y Adolescencia organizaron el operativo y capturaron en flagrancia a Andrés Camilo Gómez, uno de los líderes de la estructura. Momentos después se entregó su socio. Juntos se hacían pasar como extras de televisión, para ganarse la confianza de sus víctimas.
En esa casa de la calle 128A con carrera 47 los uniformados hallaron seis salas equipadas, material pornográfico y rescataron a 2 menores de edad.
La Policía cree que la agrupación, que dependía de una organización internacional, llevaba un año, por lo que está a la espera de nuevas denuncias. Las niñas quedaron bajo la custodia del Instituto de Bienestar Familiar.
Tomado de el Diario El Tiempo de Colombia
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