10.21hs | Es posible que los celulares desde los cuales se emitieron "mensajes” desaparezcan, pero en los servidores se mantienen los textos
Es un hecho que en nuestro país todos (o prácticamente todos) usamos Whatsapp como chat de mensajería instantánea para smartphones.
Este servicio permite no sólo el envío de mensajes sino también la transmisión de imágenes, videos y audio, así como, eventualmente, la localización del usuario. Esta aplicación funciona conectada a Internet a diferencia de los servicios tradicionales de mensajes cortos que ya pasaron de moda.
Whatsapp, que fue fundada por Jan Koum (ex hombre de Yahoo!), tiene su sede en Silicon Valley (California). En 2014, Facebook la compró por la suma de 22.000 millones de dólares.
Cuando enviamos un whatsapp, el texto (contenido) sale de nuestro celular, es recibido en el servidor de la empresa y de allí se dispara al teléfono móvil receptor. El mensaje hace escala en el servidor.
El servidor es como un gran almacén de pueblo donde podemos encontrar desde galletitas, ruedas, hasta pañales. La única diferencia está dada en que un servidor contiene productos digitales intercambiados entre usuarios a los que puede identificarse por su dirección de IP.
La dirección IP es como la dirección de nuestra casa; un número único que identifica a cada equipo o dispositivo en internet ya sea una computadora de escritorio, una Laptop, tablet o un teléfono celular.
Según los términos de uso de esta aplicación el contenido de los mensajes enviados no es copiado o archivado “en el normal curso de los negocios”.
Esta última frase (de tinte netamente jurídico) la podemos considerar como una puerta abierta o cerrada, según el caso y sujeta a interpretación de la propia empresa. La “interpretación” es un viejo caballo de batalla utilizado en el ámbito judicial y en las cláusulas contractuales.
Los mismos términos de uso refieren que WhatsApp puede retener la fecha y la hora en que un mensaje fue enviado como así también el número del smartphone remitente o destinatario, a lo que se agrega la posibilidad de revelar información, actuando de buena fe, si dicha información fuere requerida por ley o autoridad judicial.
En otras palabras, si bien y como principio general, de acuerdo a los términos de uso de la aplicación, los mensajes serían eliminados del servidor, todo autoriza suponer que no lo son y que su historial se mantiene y podría ser revelado en juicio, actuando la empresa en el curso normal de sus negocios y ante una orden judicial.
Es posible que los celulares desde los cuales se emitieron o recibieron “mensajes” desaparezcan, pero los servidores nunca desaparecerán y esos mensajes (y su historial) son recuperables como prueba en juicio ante una orden judicial. Solo hay que saber pedirlos. Un hecho que ya rueda en los tribunales argentinos.
FUENTE: Fernando Tomeo, especial para iProfesional
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